ENERO 2019: ATRÉVETE A SOÑAR

Atrévete a Soñar…

Para muchos de nosotros, los últimos años (quizás los últimos dos con más intensidad) han sido una serie de subibajas emocionales que nos tenían como si estuviéramos montados en una montaña rusa. Hemos afrontado nuestros miedos, nuestras inseguridades y ansiedades. Hemos tenido que salir de nuestras zonas de confort, de nuestro caparazón emocional y hemos tenido que hacer frente y poner en práctica muchas de las verdades, enseñanzas y teorías que decíamos apoyar o creer, sobre todo en materia de crecimiento personal y concepción de la realidad. ¡Qué bendición al menos tener una bolsa de herramientas en donde buscar!

Muchos de estos procesos están culminando, obviamente creando espacio para que otros más vengan y podamos seguir creciendo. Sin duda alguna, algunas de las grandes lecciones que han quedado claras (y que nuestra terquedad se habrá encargado de entregar de forma más o menos “amable”), es reconocer que la clave yacía en SOLTAR, en confiar en el corazón y dejar que todo ese conocimiento intelectual se anidara precisamente ahí, y no en la cabeza. Estamos en una época donde buscar la coherencia entre lo que pensamos y lo que hacemos, y la transparencia en nuestras emociones, son dos de los motores que harán que los procesos que vengan sean cada vez más enriquecedores y ennoblecedores. De lo contrario, seguiremos dándonos de topes con la pared.

Uno de los grandes obstáculos que enfrentaremos es el desánimo. Habrá momentos en los que queramos tirar la toalla, o simplemente desear que un ovni venga para llevarnos a otro planeta. Hay una ley en el universo que dice que a mayor luz, mayor oscuridad. Cada vez que queramos ver más luz en nosotros mismos, tendremos que estar dispuestos a tocar más oscuridad. A menos de que ya estés iluminado(a), todos somos una mezcla de blanco y negro, somos grises. Tratar de ser perfecto todo el tiempo o enterrar las emociones negativas que no queremos hacer conscientes, sólo resulta en más frustración, o en última instancia en una enfermedad. El clavado al inconsciente para vivir en conciencia y liberar esas emociones estancadas es imperante. Hay pruebas que serán fáciles de sortear, otras que quizás requieran más de esta vida para terminarlas, pero de una cosa podemos asegurarnos: de soltar las expectativas egocéntricas del cómo y cuándo, y trabajando en el por qué. Hacer nuestro mejor esfuerzo diario por ser mejor personas y concentrarnos en lo que nos atañe en el momento presente. O como sabiamente dicen en AA: “Sólo por hoy”.

Contra este desánimo dos herramientas poderosas que tenemos son la gratitud y la confianza en somos nosotros los que creamos nuestra propia realidad. Cambiemos las quejas habituales por un constante estado de asombro y agradecimiento por todas las bendiciones que tenemos en la vida, que por mucho superan las adversidades. Confiemos que somos nosotros los que tenemos el timón del barco, que podemos diseñar nuestra realidad en la que queremos vivir, y como dijo Mahatma Gandhi: “conviértete en el cambio que quieres ver en el mundo”. La verdadera fe sólida se va consolidando como una pared, y cada ladrillo se cimienta con la certeza de que al cambiar nosotros, cambia la realidad en la que vivimos. Seguramente ya tienes un par de ladrillos bien puestos.

En este nuevo orden en el que mundo empieza a vibrar cada vez de forma más evidente, la alineación y la coherencia con el AMOR (que por más cursi que se oiga es la fuerza más poderosa que existe), es el motor que nos impulsará a confiar en que esta transparencia hará que los procesos vengan de forma más rápida y armónica. Atrévete a soñar en este principio de año en el contenido que quieres que este 2019 tenga. Visualiza lo que quieres, continúa acumulando herramientas para que lo que hagas y a lo que te dediques deje una huella positiva en tu vida, en la vida de los que te rodean y de todas las especies con las que compartimos este hermoso planeta, que tanto nos da y que tanto necesita de nuestro amor y cuidado. Así, empezaremos a cultivar la paz y la armonía que tanto añora nuestro corazón.

Rafael Cervantes, enero 2019