MARZO: SAMSARA
- Posted by yoga_admin
- On marzo 1, 2017
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Samsara
“…tan cómodos en nuestra burbuja…deambulando como zombis aturdidos…”
Katy Perry, de la canción Chained to the Rythm
Quizás para muchos de nosotros la primera aproximación a esta palabrita fue con un perfume al final de la década de los ochenta. Ahora la usamos sin recato alguno en nuestras conversaciones, la vemos en películas, documentales, spas, conjuntos residenciales… y hasta bares. El samsara (técnicamente se pronuncia “sansára”), se refiere a grandes rasgos al ciclo de sufrimiento, renacimiento o reencarnación por el que transmigran los seres que no han alcanzado la liberación. La idea la comparten muchas de las tradiciones filosóficas asiáticas y la Grecia antigua.
En el budismo el samsara se define como “el ciclo recurrente de renacimientos con agregados impuros, basados en la ignorancia y el karma”. Si bien no abriremos ahora la caja de Pandora del debate de vidas pasadas y futuras, el punto clave aquí son dos cosas: la ignorancia y el karma. Hablemos del samsara dentro de un mismo periodo de vida, así dejamos los debates filosóficos para otro momento. La ignorancia no se refiere a una falta de conocimiento técnico, sino a un entendimiento erróneo de la realidad. En pocas palabras, creemos que el mundo viene hacia nosotros, y no desde nosotros. La ignorancia es como el sistema operativo por el cual actuamos en cuerpo, habla y mente, y eso nos hace acumular karma, que al estar entintado de ignorancia, no hace más que perpetuar el mismo problema, como un hámster que da vueltas y vueltas sin llegar a ningún lado. Es como el juego de serpientes y escaleras que en cualquier momento puedes subir, o bajar. Si viste la película de Matrix, el samsara sería estar atrapados en ella, pensando que es real y viviendo en el engaño.
Hemos creado vidas cómodas diseñadas para dejar fuera todo lo que es feo o desagradable. Como dice la canción que cito (te recomiendo que la oigas y analices su letra), vivimos en burbujas, y deambulamos por la vida como zombis aturdidos. Cuando la burbuja es cómoda y bonita, no tenemos muchos incentivos para poder ver qué yace más allá. En esta burbuja nunca vamos a obtener toda la “perfección” que buscamos: el cuerpo perfecto, la pareja perfecta, la casa perfecta, la bolsa de marca, el coche último modelo, viajes, joyas, títulos, fama y muchas otras cosas más…. siempre habrá algo más caro, grande o novedoso. Vivir así genera mucho estrés. A medida que vas alcanzando estos logros, te pones otro más lejano, y muy en el fondo nuestra alma sabe que ahí no se encuentra la plenitud, y nos sentimos entonces solos y disociados. Cada vez las cosas que tenemos y alcanzamos en esta burbuja nos dejan más insatisfechos y tratamos de enmascararlos con más distracciones. La TV, el celular y los estupefacientes son algunos de los mejores amigos del samsara. ¿Los usas… o te usan?
Un preciado maestro, Gueshe Michael, siempre decía que cuando la bolsa sube, nadie se preocupa porque a todos les va bien. Es cuando empieza a bajar que empieza el pánico, las noticias y los artículos para entender qué está pasando. De la misma forma, si en tu burbuja todo ha sido relativamente placentero, es muy fácil perder la visión periférica de lo que pasa a nuestro alrededor, y no darnos cuenta lo afortunados que somos. Generalmente lo que hace que veamos fuera de la burbuja, o la cuestionemos, es alguna sacudida. Seguramente si lees/escuchas esto ya has tenido que cuestionar un par de ideas en tu entorno familiar, social, religioso, político y cultural. En el fondo sabemos que hay algo que no está bien, y esa búsqueda es la que te impulsa a encontrar una respuesta satisfactoria. Es importante que tengamos una respuesta y un marco teórico que te ayude a entender por qué pasan las cosas en el mundo. De lo contrario cedemos el poder más importante que tenemos: el poder de crear nuestra realidad.
Hace unos años hubo un proyecto llamado Miniature Earth (www.miniature-earth.com), en el cual reducían la población del mundo a 100 personas. La última actualización fue en el 2010, y si bien algunas cosas han cambiado, no creo que los problemas fundamentales y la distribución de la riqueza lo hayan hecho mucho. Bajo esas estadísticas… ¿sabías que si tienes refrigerador, closet, cama y casa, eres más rica(o) que el 75% de la población del planeta? Sólo 7% tiene un título universitario, 45% viven con dos dólares al día, y 80% con menos de 10 USD al día. De la forma en la que te guste explicarlo, estar donde estás es una bendición en muchos sentidos. En lo material tienes tus necesidades cubiertas, y en lo espiritual ya estás en la búsqueda. ¡Eso ya es un gran logro! ¿Te has preguntado alguna vez por qué eres tan afortunada(o)?
Hemos definido nuestro concepto de éxito como vivir encadenados a un trabajo para que ellos decidan cuándo puedes disponer de tu tiempo, tener una casa enorme y lujosa para que muchos cuartos se queden sin usar, modificar nuestra apariencia y necesitar artículos específicos para ser aceptados, y pensar que acumular cosas y dinero serán la clave de la felicidad. Irónico que todas esas cosas las dejaremos atrás cuando dejemos este cuerpo. Lo único que te llevas al morir es el trabajo que hayas hecho en conciencia contigo misma(o). ¿Es malo tenerlas esas cosas? No. El problema es pensar que eso es todo en la vida. Ciertamente vinimos a esta vida para hacer algo más que comer, reproducirnos, trabajar, acumular y morir. ¿Cuál es tu propósito de alma en esta encarnación? ¿Qué legado le dejarás al mundo? ¿Has encontrado tu pasión? ¿Y si lo hiciste… te has alineado con ella?
La clave para vivir exitosamente y en paz es la conciencia y la bondad. El samsara se alimenta de nuestra distracción y nos engatusa con su comodidad aparente. Pero la vida es muy prudente, y las llamadas de atención comienzan con un simple guiño y terminan con una bofetada si no prestamos atención al mensaje. El cuerpo físico es ya el último recurso de nuestro ser de mandar el mensaje. La idea de que necesitamos sufrir para aprender es cosa del pasado. Deja el látigo y la culpa detrás. Es posible “aprender en bonito”. Hay que integrar las lecciones de errores pasados, y estar al pendiente de todo lo que pasa en nuestro entorno, entendiendo que es un reflejo de las acciones virtuosas que hemos realizado, pero también de todo aquello nos hemos negado a integrar. Si logramos sintonizar nuestra atención para estar en el presente, podremos avanzar más rápido, y veremos que el contenido de nuestra vida mejora, trayendo siempre nuevas áreas de oportunidad y aprendizaje. De lo contrario seguiremos dando vueltas y vueltas como el hámster…
Es hora de romper esa burbuja. Es hora de responsabilizarnos del contenido y dirección de nuestra vida. Es hora que los secretos salgan, de romper las ataduras y de ser libres. De luchar por lo que tu corazón quiere. De hablar lo que nunca has hablado, de atreverte a soñar en todo lo que quieres, de definir tu propio paradigma de felicidad (basado en la no violencia obviamente) y dejar que tus esfuerzos y anhelos vayan en esa dirección. Investiga, prueba, discierne, debate…¡despierta!
Rafael Cervantes, marzo 2017
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