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MAYO/JUNIO: ¿QUÉ #$%&! ESTÁ PASANDO? (PARTE II)

  • Posted by yoga_admin
  • On mayo 28, 2016
  • 0 Comments

El Patriarcado

El significado más simple y básico del símbolo de la Diosa es el reconocimiento de la legitimidad del poder femenino como un poder benéfico e independiente.
-Carol P. Christ

     Hubo un tiempo en el que el arreglo y conformación de la sociedad era muy distinto al que tenemos ahora. Hubo un tiempo en el que el culto a la Diosa, a la Madre, predominaba entre los humanos y se vivía de manera muy distinta. Era, en general, una configuración más igualitaria entre hombres y mujeres, donde la agricultura, la fertilidad y los ciclos de la luna tenían un lugar más predominante en las actividades diarias. Se tenía una conexión más cercana y pura con la Tierra.
Pero algo cambió. Los arqueólogos y estudiosos del tema identifican un cambio en el sistema de creencias por medio del cual la mujer y lo femenino comienzan a ser relegados a segundo plano, sometidos y perseguidos a través de la fuerza, la dominación y la fuerza bruta. A este movimiento se le ha llegado a conocer como el “Patriarcado”, y algunos ya lo ubican establecido desde la invasión de los Kurganes a Europa por ahí del año 1,200 a.C.
La sociedad y cosmovisión que hemos vivido ya por muchos siglos ha estado dominada por esta ideología y en su momento entró en todos los ámbitos que la sociedad tenía, generando un rompimiento en la psique de las personas, explotando y alimentándose de nuestro miedo. El hombre se vuelve el eje de la familia, se supeditan las voluntades a la suya y se explota nuestro miedo al abandono, pues de no seguir sus órdenes, nos deja de querer. La medicina deja de ser holística, se centra en los síntomas y recurre en última instancia en la mutilación y extirpación para poder sanar, de lo contrario, mueres (otro miedo muy grande). La religión tiene un Dios que es un Señor Todopoderoso de Barba Blanca y con la mecha muy corta, que no duda en castigar, someter y condenar so pena de morir condenado para siempre en algún tipo de infierno o lugar nada agradable. Se enraíza uno de los peores venenos para el alma: la culpa.
Por ahí también se dijo también que Dios creó al planeta y todos los seres en él para uso y beneficio de nuestra especie. Esa visión es responsable de que estemos ahora, miles de años después, saqueando, abusando y violando al planeta y las otras especies con las que compartimos esta Tierra, pues al fin y al cabo “nos pertenecen”.
En las enseñanzas del Kybalión (s. XIX), se enuncian siete principios que conforman la base de las enseñanzas del hermetismo. Uno de ellos es el principio del Género:
“El Género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino, el Género se manifiesta en todos los planos”.
En este mundo convencional estaremos expuestos a esta dualidad, que trasciende el hecho de ser “hombre” o “mujer”. Estos principios están siempre en funcionamiento, operando en todos los planos: físico, emocional, espiritual y mental. Ninguna creación sería posible sin ellos. La instauración del Patriarcado en el sistema de creencias ocasionó un fuerte desequilibrio que favoreció lo masculino y denigró lo femenino. Como afecta todos los planos y todos poseemos dichas fuerzas dentro de nosotros, todos terminamos favoreciendo la razón, el control, la fuerza, la acción y la dominación (características masculinas) en detrimento de la pasividad/escuchar, el sentir, el nutrir y abrazar (características femeninas). Todos, en cierta forma, cerramos el corazón para dejar de sentir y tratar de controlar todo con la mente y la razón.
Pero algo también está cambiando ahora. Ya el mes pasado discutimos varios de los cambios y tratamos de entender un poco más la turbulencia por la que estamos pasando en estos momentos. Concluimos que una de las mejores estrategias era “echarle SE-SO”. SENTIR Y SOLTAR. Eso alude al principio de lo femenino. El mundo invariablemente está vibrando en una frecuencia cada vez mucho más afín al sentir, a ir hacia dentro, a abrir el corazón. Es decir, el mundo se está haciendo “más femenino”. No es coincidencia que las que ya nacieron “cableadas” con esa energía sean las primeras en responder. Echa un vistazo a cualquier curso de crecimiento espiritual/personal, y por mucho verás que la apabullante mayoría son mujeres. Ese despertar rebotará en la conciencia de los hombres progresivamente. Todos, por ende, tenemos que recuperar lo femenino. Los hombres para principalmente bajarse al corazón y permitirse sentir, las mujeres para encontrar que en su feminidad hay fuerza (distinta a la que tuvieron que usar).
Las estructuras patriarcales (tanto internas como externas) tienen, desde esta perspectiva, sus días contados. Todo lo que sea rígido, institucional, controlador y abusivo dejará de ser compatible con este Nuevo Orden. Pero hay muchos intereses y fuerzas (otra vez externas e internas) que no lo quieren dejar ir tan fácil, está la herida a flor de piel. Estamos en un punto de la historia de la humanidad en la que somos un puente que hará posible la transición a un nuevo paradigma. Toca aprender juntos para crear nuevas estructuras basadas en el sentir y en el amor: familias, escuelas, negocios, culturas y una nueva convivencia entre nosotros y con el planeta.
Algunos defensores del “matriarcado” (si se pudiera decir así), tienden a caer en viejos patrones patriarcales para atacar este fenómeno del Patriarcado. Ya vimos que ambas fuerzas, la masculina y la femenina, son necesarias. Un mundo 100% matriarcal sin duda acarrearía otro tipo de desbalance.
Necesitamos encontrar un estado de yoga, de unión entre estos dos “opuestos”. Un estado de iluminación, alumbrando nuestra sombra y nuestros miedos para poder integrar la oscuridad y dar más cabida a la luz. Todo esto para poder darnos cuenta que en realidad fuimos -y somos- hechos a imagen y semejanza de Dios, de ese Dios que sólo es AMOR, y que no tiene barba blanca…

-Rafael Cervantes, mayo 2016

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  • El Patriarcado

    El significado más simple y básico del símbolo de la Diosa es el reconocimiento de la legitimidad del poder femenino como un poder benéfico e independiente. -Carol P. Christ

         Hubo un tiempo en el que el arreglo y conformación de la sociedad era muy distinto al que tenemos ahora. Hubo un tiempo en el que el culto a la Diosa, a la Madre, predominaba entre los humanos y se vivía de manera muy distinta. Era, en general, una configuración más igualitaria entre hombres y mujeres, donde la agricultura, la fertilidad y los ciclos de la luna tenían un lugar más predominante en las actividades diarias. Se tenía una conexión más cercana y pura con la Tierra. Pero algo cambió. Los arqueólogos y estudiosos del tema identifican un cambio en el sistema de creencias por medio del cual la mujer y lo femenino comienzan a ser relegados a segundo plano, sometidos y perseguidos a través de la fuerza, la dominación y la fuerza bruta. A este movimiento se le ha llegado a conocer como el “Patriarcado”, y algunos ya lo ubican establecido desde la invasión de los Kurganes a Europa por ahí del año 1,200 a.C. La sociedad y cosmovisión que hemos vivido ya por muchos siglos ha estado dominada por esta ideología y en su momento entró en todos los ámbitos que la sociedad tenía, generando un rompimiento en la psique de las personas, explotando y alimentándose de nuestro miedo. El hombre se vuelve el eje de la familia, se supeditan las voluntades a la suya y se explota nuestro miedo al abandono, pues de no seguir sus órdenes, nos deja de querer. La medicina deja de ser holística, se centra en los síntomas y recurre en última instancia en la mutilación y extirpación para poder sanar, de lo contrario, mueres (otro miedo muy grande). La religión tiene un Dios que es un Señor Todopoderoso de Barba Blanca y con la mecha muy corta, que no duda en castigar, someter y condenar so pena de morir condenado para siempre en algún tipo de infierno o lugar nada agradable. Se enraíza uno de los peores venenos para el alma: la culpa. Por ahí también se dijo también que Dios creó al planeta y todos los seres en él para uso y beneficio de nuestra especie. Esa visión es responsable de que estemos ahora, miles de años después, saqueando, abusando y violando al planeta y las otras especies con las que compartimos esta Tierra, pues al fin y al cabo “nos pertenecen”. En las enseñanzas del Kybalión (s. XIX), se enuncian siete principios que conforman la base de las enseñanzas del hermetismo. Uno de ellos es el principio del Género: “El Género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino, el Género se manifiesta en todos los planos”. En este mundo convencional estaremos expuestos a esta dualidad, que trasciende el hecho de ser “hombre” o “mujer”. Estos principios están siempre en funcionamiento, operando en todos los planos: físico, emocional, espiritual y mental. Ninguna creación sería posible sin ellos. La instauración del Patriarcado en el sistema de creencias ocasionó un fuerte desequilibrio que favoreció lo masculino y denigró lo femenino. Como afecta todos los planos y todos poseemos dichas fuerzas dentro de nosotros, todos terminamos favoreciendo la razón, el control, la fuerza, la acción y la dominación (características masculinas) en detrimento de la pasividad/escuchar, el sentir, el nutrir y abrazar (características femeninas). Todos, en cierta forma, cerramos el corazón para dejar de sentir y tratar de controlar todo con la mente y la razón. Pero algo también está cambiando ahora. Ya el mes pasado discutimos varios de los cambios y tratamos de entender un poco más la turbulencia por la que estamos pasando en estos momentos. Concluimos que una de las mejores estrategias era “echarle SE-SO”. SENTIR Y SOLTAR. Eso alude al principio de lo femenino. El mundo invariablemente está vibrando en una frecuencia cada vez mucho más afín al sentir, a ir hacia dentro, a abrir el corazón. Es decir, el mundo se está haciendo “más femenino”. No es coincidencia que las que ya nacieron “cableadas” con esa energía sean las primeras en responder. Echa un vistazo a cualquier curso de crecimiento espiritual/personal, y por mucho verás que la apabullante mayoría son mujeres. Ese despertar rebotará en la conciencia de los hombres progresivamente. Todos, por ende, tenemos que recuperar lo femenino. Los hombres para principalmente bajarse al corazón y permitirse sentir, las mujeres para encontrar que en su feminidad hay fuerza (distinta a la que tuvieron que usar). Las estructuras patriarcales (tanto internas como externas) tienen, desde esta perspectiva, sus días contados. Todo lo que sea rígido, institucional, controlador y abusivo dejará de ser compatible con este Nuevo Orden. Pero hay muchos intereses y fuerzas (otra vez externas e internas) que no lo quieren dejar ir tan fácil, está la herida a flor de piel. Estamos en un punto de la historia de la humanidad en la que somos un puente que hará posible la transición a un nuevo paradigma. Toca aprender juntos para crear nuevas estructuras basadas en el sentir y en el amor: familias, escuelas, negocios, culturas y una nueva convivencia entre nosotros y con el planeta. Algunos defensores del “matriarcado” (si se pudiera decir así), tienden a caer en viejos patrones patriarcales para atacar este fenómeno del Patriarcado. Ya vimos que ambas fuerzas, la masculina y la femenina, son necesarias. Un mundo 100% matriarcal sin duda acarrearía otro tipo de desbalance. Necesitamos encontrar un estado de yoga, de unión entre estos dos “opuestos”. Un estado de iluminación, alumbrando nuestra sombra y nuestros miedos para poder integrar la oscuridad y dar más cabida a la luz. Todo esto para poder darnos cuenta que en realidad fuimos -y somos- hechos a imagen y semejanza de Dios, de ese Dios que sólo es AMOR, y que no tiene barba blanca… -Rafael Cervantes, mayo 2016" target="_blank">

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