MARZO: REFUGIO – SHARANAM
- Posted by yoga_admin
- On marzo 8, 2016
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La palabra refugio evoca un sentimiento de paz, de sentirnos cobijados y protegidos. Podríamos decir entonces que el acto de tomar o buscar refugio es poner nuestra fe y nuestra confianza en algo externo que puede ayudarnos. Por ejemplo, si tenemos sed, tomamos refugio en un vaso de agua y sentimos que se sacia nuestra sed. Si tenemos frío, tomamos refugio en algo que nos pueda cubrir y darnos calor. Si tenemos hambre, lo mismo haremos con algún tipo de alimento. Todo el día tomamos refugio en un sinnúmero de objetos, personas, y circunstancias a nuestro alrededor.
Ahora bien, el primer vaso de agua que sacia nuestra sed, nos reportará sin duda un sentimiento de alivio considerable. Supongamos que nuestra sed era intensa, y decidimos tomar un segundo vaso. Seguramente seguiremos sintiendo alivio, aunque quizás en menor cantidad que lo que nos dio el primer vaso. Si tomamos un tercer vaso, el alivio continúa pero ya no se compara con el primero y el segundo. Si continuamos así, llegará un momento en el que seguir tomando agua dejará de reportarnos alivio y comenzará a quitarnos esa paz que buscábamos. De hecho se volverá en algo molesto. Este concepto en economía se llama la ley de rendimientos marginales decrecientes, donde se expresa que todo lo demás constante, un incremento en el insumo reportará menos utilidad que el anterior. Eventualmente se llega a un máximo y de ahí se revierte el proceso y los rendimientos empiezan a disminuir. Lo mismo ocurriría con seguir cobijándonos y comiendo para seguir con nuestros ejemplos, en los que seguir haciéndolo terminará por hacernos sentir mal.
Esto no quiere decir que no tomemos agua o no comamos, sino que veamos que este tipo de refugio antes mencionado no tiene un final feliz, es decir, termina por decepcionarnos y eso implica sufrimiento. Si de algo estamos seguros, es que todo en esta experiencia mundana está en constante cambio y que tratar de aferrarnos a solidificar cosas, personas o circunstancias tarde o temprano terminará en sufrimiento. En las tradiciones espirituales de oriente se habla mucho del concepto de refugio. Se hace una clara diferencia entre dos tipos de refugio: refugio mundano –que termina por defraudarnos y refugio extraordinario –que nunca nos defrauda.
En el budismo, por ejemplo, para que alguien pueda decirse “budista” es necesario hacer una ceremonia de tomar refugio. Y para citar a uno de mis preciados maestros, Khen Rinpoché: “ser budista no es cortarse el pelo y ponerse un hábito, es un estado mental”. ¿En qué toma refugio un budista? ¿En qué pone su fe y su confianza? Hay tres refugios extraordinarios que uno busca:
El Buddha: Poner la fe y la confianza en un estado de perfección o de iluminación, como el que encontró el Buddha, palabra que quiere decir “despierto”.
El Dharma: Las enseñanzas que nos conducen a este objetivo.
La Sangha: La comunidad de personas que busca llegar a la iluminación.
¿Se necesita ser budista entonces para tomar refugio? No necesariamente. Si es un estado mental, entonces nuestra labor sería más bien poner atención en qué estamos depositando nuestra fe y nuestra confianza en cada momento. Las estatuas, imágenes y demás representaciones por sí solas no pueden hacer mucho. El verdadero trabajo está en entender cómo actúan en nuestro proceso de despertar. Poner nuestra fe en el estado de iluminación o perfección es reconocer que hay seres que han despertado, como el Buddha, o que han sido tocados con la Gracia Divina, como Jesús, el Cristo (que quiere decir “ungido”). En ese estado tomamos refugio. Si volcamos nuestra fe encontrar esa unión con la Divinidad, como tú la quieras expresar, no serás defraudado(a).
Poner nuestra fe en las enseñanzas de tantos grandes seres que han caminado en la Tierra para mostrarnos su camino, sin duda alguna no te defraudará tampoco. Sólo hay que asegurarse que no hayan sido tergiversadas o malentendidas a lo largo del tiempo, por eso la importancia de conectar con un linaje que se haya mantenido relativamente puro (es difícil pues la mente humana sin realizaciones termina por manchar las cosas con diferente grado de intensidad eventualmente).
Poder compartir un mismo sistema de valores, el gozo de encontrar algo que te llene y le dé sentido a tu vida, y no sentir que vas solo(a) por la vida yendo en contra de muchas de las cosas que tuviste que aprender en tu contexto familiar, religioso, social y cultural, te otorga un apoyo invaluable que te sostiene en momentos difíciles y te da aliento. Esta es la comunidad de personas con las que caminas hacia el despertar. En ellas podemos tomar refugio también.
La palabra en sánscrito para refugio es sharanam. Cada vez que la escuches piensa que detrás de esa palabra yace toda la inversión de tu energía hacia un bien superior, la iluminación. Las enseñanzas budistas por ejemplo inician casi siempre de esta forma:
Buddham sharanam gacchami
Dharmam sharanam gacchami
Sangham sharanam gacchami
Tomo refugio en el Buddha
Tomo refugio en el Dharma
Tomo refugio en la Sangha
Y es común encontrarla con referencia a otros aspectos de la divinidad:
Ganesha sharanam, sharanam Ganesha (tomo refugio en el aspecto de la Divinidad que remueve los obstáculos).
Shri Krishna sharanam mama – (Dios, en forma de Krishna, es mi refugio)
Si hacemos un hábito de tomar refugio extraordinario al comenzar todas nuestras acciones, poco a poco iremos condicionando la mente a buscar ese estado de perfección para el que estamos destinados a encontrar, y cada vez iremos dirigiendo nuestra vida a ese objetivo.
-Rafael Cervantes, Marzo 2015
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